Barrio: Este / Tema: Personajes
Ubicación Histórica, Año:1941
Antonio López, una historia real
Esto también es historia
Antonio, el duende Caminante
Esta es la historia de un hombre, que vivió en General Pico desde siempre, desde los primeros años del pueblo. Fue uno de los tantos que pasaron parte de su vida entre el trabajo y la bohemia de aquellos años. También supo incursionar en esto de recordar en un diario local. Más adelante se animó a escribir determinadas crÃticas en un periódico de La Flores, donde pasó algunos años de su vida.
Desde nuestro pueblo salió un dÃa, para caminar durante casi cuatro años por distintos lugares de provincias argentinas y algunos paÃses vecinos.
Dije, digo y seguiré diciendo, que General Pico desde siempre, tuvo sus propios duendes que andan sueltos por calles o paredones. Por eso es muy fácil encontrar en cualquier momento un joven, mujer u hombre que de buenas a primeras tiene una inquietud y entonces nos preguntamos, ¿Por qué? ¿Por qué se dedica a ese deporte? ¿Por qué esa guitarra en sus manos? Y la pregunta parte porque en su casa, nadie antes practicó nada de eso, por lo que sà debemos creer que los viejos pobladores dejaron metidos entre médanos, chañares, tamariscos, bajo las baldosas, entre los primeros cimientos, escondidos, esos duendecitos que cada tanto despiertan para acompañar a alguna nueva vida, con inquietudes que difÃcilmente podamos encontrar igual, en sus padres y hasta abuelos.
Es que nuestros duendecitos están allÃ, esperando, muertos de risa, porque son de una picardÃa que asombra.
Todos los dÃas descubrimos poetas, músicos, cantores o lo que sea, sin antecedentes y nada me extrañarÃa que hoy salga a caminar por nuestra pampa maravillosa, con tan solo una mochila, un par de zapatillas; y claro, hoy se acompañarÃa con una cámara digital, una tablet y quedarÃa conectado con el mundo, tal como lo están haciendo los âChicos de Zircaosâ, aunque un poco diferente claro, pero otras son las distancias.
Eso es porque a ellos se les subió uno de esos duendes que estaba esperando su turno, un pequeño duende de alpargatas, alegre y saltarÃn que está ahÃ, desde que Antonio López lo dejara correteando con otra pandilla de duendes, por esos arenales tan nuestros por aquellos primeros años de 1937.
Y estoy seguro que âese vagoâ ya tendrÃa su familia.
Por allá por 1937, ocurrÃan cosas en el mundo. Un mundo en movimiento. España sangraba por una guerra civil y Buenos aires descansaba en paz porque acababa de morir âEl Pibe Cabezaâ. Por otra lado a Anibal Troilo ya lo comenzaban a conocer por âPichucoâ.
A General Pico todas esas noticias le llegaban, tal vez un poco más tarde, pero le llegaban y tal vez alguna de estas noticias rolex replica se le pegó en la solapa a Antonio y un buen dÃa dejó su laburo en el Almacén Los Vascos y cargando apenas unos pocos bártulos, salió con rumbo a Chile; ¡âA patacón por cuadraâ!
Anduvo primero por Santa Rosa y allà recibió una ayuda del Gobierno. Según los datos el señor Evaristo Pérez Virasoro a cargo de la gobernación, le entregó un documento para que le fueran provistas las vestimentas necesarias para el esfuerzo a cumplir. Desde allà salió con botines, âbreetchesâ y alguna âgabardinaâ, buscando las zonas de paso más accesibles. Tomó hacia el sur, cortando por âLa Japonesaâ, siguiendo por todo el valle, orientando asà la ruta hacia tierras chilenas. âEl pasaporte*, si es que se puede llamar de esa manera al firmado por el gobernador pampeano, le sirvió para reponer pilchas.
Mientras, el mensaje que portaba representando a una institución piquense, el Club Sportivo Independiente, le fue abriendo puertas, encontrando amigos, llevando el saludo de un pueblo que apenas tenÃa unos años más que él. Un pueblo lleno de gente con grandes inquietudes. HabÃa salido de Pico, el 4 de noviembre de 1937 y para fines de ese año no habÃa logrado cruzar la frontera ya que un terremoto habÃa sacudido toda esa parte del PacÃfico, repercutiendo con mucha fuerza en toda la zona hasta la altura de Mendoza. Eso no fue motivo para que se detuviera, al contrario, ni lerdo ni perezoso, comenzó el ascenso en el mapa por tierras cuyanas y tratando de encontrarse con la mayor cantidad de ciudades, buscando hacia Santiago del Estero y Tucumán. Para esto, ya se transitaba el año 1938 y Adolfo Hitler ocupaba Austria. Mientras, Argentina lloraba a Alfonsina que entregaba su vida al mar, en las aguas de Mar del Plata.
Antonio seguÃa cosechando amigos, pero su salud no era de la mejor. Un fuerte estado febril lo sorprendÃa en tierras tucumanas, apareciendo en ese momento las manos solidarias de un amigo, un piquense que por ese entonces se encontraba alegrando las canchas de fútbol de aquellos lugares. Se trataba de un muchacho que se habÃa ido de Pico para mostrar su talento en San Lorenzo de Almagro, luego allà en Tucumán como trampolÃn para después brillar en el fútbol Mexicano. Ese era Mateo Nicolau, quien lo ayudó y lo acompañó hasta que pudo seguir, hasta que pudo agradecer a todos y seguir sumando firmas y recuerdos con palabras de aliento en el cuaderno de viaje entregado por Independiente, cuando lo nombrara embajador de la entidad.
El monte chaqueño y el de Formosa lo vieron pasar, para internarse en el Chaco Paraguayo. Documentó también su paso por la nación hermana y la firma del Presidente lo avala, Amén de los Clubes de fútbol que él iba buscando para llevar el mensaje de âLa Pampa Argentinaâ.
Pasó luego por Misiones, recorrió tierras Brasileras, volvió por Corrientes, pasó nuevamente el RÃo Uruguay para transitar por ese paÃs y de allà también extractamos la firma de autoridades del Gobierno charrúa.
HabÃa pasado el año 39 y Antonio López seguÃa caminando. Sus pies iban registrando cada kilómetro por caminos donde, en más de una oportunidad, âlos tuvo que hacer con su andarâ. De tanto en tanto, llegaban noticias, que sus hermanos iban leyendo junto a doña Manuela, que esperaba pacientemente por su hijo, âel andarÃn piquenseâ.
También pasó el 40, nada detenÃa a Antonio. Los amigos que iba ganando no le dejaban faltar nada y todo lo que pasaba en el mundo, él lo iba sabiendo por cada reunión en los Clubâs de todos los pueblos donde seguÃa llevando el saludo cordial de âLos Coloraditos de Petitâ. Fangio entonces ganaba el Gran Premio y âTonioâ incorporaba en su silbo âAmor en Budapestâ, mientras caminaba buscando el rumbo hacia su pueblo.
En el año 41, la guerra se extendió. En la Argentina un dato nos pone en primera plana mundial; Dos mil quinientas bodegas para mantener el consumo de 55 litros por habitante. Pero ocurre otra cosa, unos 600 estudiantes en Salta, defendieron la paternidad del guitarrista ARTIDORIO CRESCERI, manifestándose en contra del fallo Judicial que otorgaba los derechos de autor de la zamba âLA LÃPEZ PEREYRAâ, a don Andrés Chazarreta, cantando asÃ:
Esta zamba le fue robada,
por don Andres Chazarreta,
al viejo don Artidorio
que duerme bajo esta tierra.
Para entonces, el andarÃn piquense iba terminando su viaje, su caminata.
El diario local âEl Norteâ, destacó el 23 de de agosto de 1941, que Antonio López habÃa visto y habÃa mandado un mensaje desde la pequeña localidad de Sansinena, en la provincia de Buenos Aires. Llevaba 46 meses recorriendo provincias y territorios argentinos, más los vecinos paÃses del Paraguay, Brasil y Uruguay. Trajo testimonio de todo ello y si no, bastaba mirar esos pies lastimados de kilómetros y kilómetros por todo tipo de terreno.
El 25 de agosto, dos dÃas después de ese encuentro con quien informara de su regreso, sorprendÃa a Manuela, su madre, preparando tal vez, la tallarinada del domingo en familia abrazándose entonces con ella, sus hermanos e incluso con los hermanos de su segundo matrimonio, que eran muy chicos cuando él partiera cuatro años atrás.
Después vinieron los recuerdos, los saludos de la gente y a continuación el armado de un gran álbum de fotos y testimonios que él quiso regalar al Club Independiente, para el que venÃan infinidad de saludos y felicitaciones, logrados por ese representante que lo único que persiguió fue andar y conocer gente. Conocer la vida de ellos y ver los grandes paisajes que solo sus ojos habrán registrado, y ahora, estarán en los ojitos de algún duende de alpargata y gorrita vasca, que en cualquier momento se mete en la mochila de vaya uno a saber quien, para repetir el esfuerzo y decirle a otros argentinos, que aquÃ, los duendes no duermen ni descansan, solo esperan que alguno los recoja para seguir con sus diabluras.
XXXXXXXXXXXXXXX
Esta historia es real, solamente falta aclarar que el padre de Antonio, era un chef de primera, que trabajaba en un barco de bandera francesa, que cubrÃa alguno de los puertos de la costa europea, con Buenos Aires o BahÃa Blanca. En uno de esos viajes a BahÃa Blanca precisamente, conoce a Manuela que venÃa a instalarse a casa de unos tÃos. Con el correr del tiempo, no demasiado, este hombre la va a buscar y se casan, instalándose al poco tiempo en General Pico. El hombre fue un masitero de calidad. Del matrimonio nacieron varios hijos, uno de ellos Antonio.
Este buen hombre falleció siendo aún muy joven y Manuela contrae matrimonio con el señor Cortés, de quien nacen otros dos hijos, una mujer y un hombre, éste último fue un conocido futbolista de Costa Brava, Amador Cortés, quien nos recordara que él mismo le habÃa ayudado a Antonio, a armar ese álbum que lamentablemente no fue conservado por el Club. Sin lugar a dudas eso ocurrió porque desde ese entonces y hasta que el Club se asentara definitivamente donde ahora se encuentra, pasó por al menos cuatro sedes y en esos movimientos se fueron perdiendo cosas, de un archivo con mucha historia desde su fundación.
héctor Pérez FarÃas
general pico â la pampa
Derechos Reservados con el libro âMis Personajesâ.
En el momento de editar agradecà la colaboración por la infructuosa búsqueda en los archivos del Club Independiente, por parte del amigo Armando Pipia, como asà también el aporte en el recuerdo del amigo Amador âChupitaâ Cortés y su hermano que estuvo tantos años al frente del Ministerio de Trabajo allà en calle 17 al 900, el amigo López recordado como âEl corchoâ López.
Quiero volver a reeditar esta historia porque muchos se quedaron preguntando ¿Quién fue ese tipo, que se caminó todo? Aquà está, ese es âel tipoâ.
![](./Fotografias/fotografia117D.jpg)
Ubicación Histórica, Año:1941
Antonio López, una historia real
Esto también es historia
Antonio, el duende Caminante
Esta es la historia de un hombre, que vivió en General Pico desde siempre, desde los primeros años del pueblo. Fue uno de los tantos que pasaron parte de su vida entre el trabajo y la bohemia de aquellos años. También supo incursionar en esto de recordar en un diario local. Más adelante se animó a escribir determinadas crÃticas en un periódico de La Flores, donde pasó algunos años de su vida.
Desde nuestro pueblo salió un dÃa, para caminar durante casi cuatro años por distintos lugares de provincias argentinas y algunos paÃses vecinos.
Dije, digo y seguiré diciendo, que General Pico desde siempre, tuvo sus propios duendes que andan sueltos por calles o paredones. Por eso es muy fácil encontrar en cualquier momento un joven, mujer u hombre que de buenas a primeras tiene una inquietud y entonces nos preguntamos, ¿Por qué? ¿Por qué se dedica a ese deporte? ¿Por qué esa guitarra en sus manos? Y la pregunta parte porque en su casa, nadie antes practicó nada de eso, por lo que sà debemos creer que los viejos pobladores dejaron metidos entre médanos, chañares, tamariscos, bajo las baldosas, entre los primeros cimientos, escondidos, esos duendecitos que cada tanto despiertan para acompañar a alguna nueva vida, con inquietudes que difÃcilmente podamos encontrar igual, en sus padres y hasta abuelos.
Es que nuestros duendecitos están allÃ, esperando, muertos de risa, porque son de una picardÃa que asombra.
Todos los dÃas descubrimos poetas, músicos, cantores o lo que sea, sin antecedentes y nada me extrañarÃa que hoy salga a caminar por nuestra pampa maravillosa, con tan solo una mochila, un par de zapatillas; y claro, hoy se acompañarÃa con una cámara digital, una tablet y quedarÃa conectado con el mundo, tal como lo están haciendo los âChicos de Zircaosâ, aunque un poco diferente claro, pero otras son las distancias.
Eso es porque a ellos se les subió uno de esos duendes que estaba esperando su turno, un pequeño duende de alpargatas, alegre y saltarÃn que está ahÃ, desde que Antonio López lo dejara correteando con otra pandilla de duendes, por esos arenales tan nuestros por aquellos primeros años de 1937.
Y estoy seguro que âese vagoâ ya tendrÃa su familia.
Por allá por 1937, ocurrÃan cosas en el mundo. Un mundo en movimiento. España sangraba por una guerra civil y Buenos aires descansaba en paz porque acababa de morir âEl Pibe Cabezaâ. Por otra lado a Anibal Troilo ya lo comenzaban a conocer por âPichucoâ.
A General Pico todas esas noticias le llegaban, tal vez un poco más tarde, pero le llegaban y tal vez alguna de estas noticias rolex replica se le pegó en la solapa a Antonio y un buen dÃa dejó su laburo en el Almacén Los Vascos y cargando apenas unos pocos bártulos, salió con rumbo a Chile; ¡âA patacón por cuadraâ!
Anduvo primero por Santa Rosa y allà recibió una ayuda del Gobierno. Según los datos el señor Evaristo Pérez Virasoro a cargo de la gobernación, le entregó un documento para que le fueran provistas las vestimentas necesarias para el esfuerzo a cumplir. Desde allà salió con botines, âbreetchesâ y alguna âgabardinaâ, buscando las zonas de paso más accesibles. Tomó hacia el sur, cortando por âLa Japonesaâ, siguiendo por todo el valle, orientando asà la ruta hacia tierras chilenas. âEl pasaporte*, si es que se puede llamar de esa manera al firmado por el gobernador pampeano, le sirvió para reponer pilchas.
Mientras, el mensaje que portaba representando a una institución piquense, el Club Sportivo Independiente, le fue abriendo puertas, encontrando amigos, llevando el saludo de un pueblo que apenas tenÃa unos años más que él. Un pueblo lleno de gente con grandes inquietudes. HabÃa salido de Pico, el 4 de noviembre de 1937 y para fines de ese año no habÃa logrado cruzar la frontera ya que un terremoto habÃa sacudido toda esa parte del PacÃfico, repercutiendo con mucha fuerza en toda la zona hasta la altura de Mendoza. Eso no fue motivo para que se detuviera, al contrario, ni lerdo ni perezoso, comenzó el ascenso en el mapa por tierras cuyanas y tratando de encontrarse con la mayor cantidad de ciudades, buscando hacia Santiago del Estero y Tucumán. Para esto, ya se transitaba el año 1938 y Adolfo Hitler ocupaba Austria. Mientras, Argentina lloraba a Alfonsina que entregaba su vida al mar, en las aguas de Mar del Plata.
Antonio seguÃa cosechando amigos, pero su salud no era de la mejor. Un fuerte estado febril lo sorprendÃa en tierras tucumanas, apareciendo en ese momento las manos solidarias de un amigo, un piquense que por ese entonces se encontraba alegrando las canchas de fútbol de aquellos lugares. Se trataba de un muchacho que se habÃa ido de Pico para mostrar su talento en San Lorenzo de Almagro, luego allà en Tucumán como trampolÃn para después brillar en el fútbol Mexicano. Ese era Mateo Nicolau, quien lo ayudó y lo acompañó hasta que pudo seguir, hasta que pudo agradecer a todos y seguir sumando firmas y recuerdos con palabras de aliento en el cuaderno de viaje entregado por Independiente, cuando lo nombrara embajador de la entidad.
El monte chaqueño y el de Formosa lo vieron pasar, para internarse en el Chaco Paraguayo. Documentó también su paso por la nación hermana y la firma del Presidente lo avala, Amén de los Clubes de fútbol que él iba buscando para llevar el mensaje de âLa Pampa Argentinaâ.
Pasó luego por Misiones, recorrió tierras Brasileras, volvió por Corrientes, pasó nuevamente el RÃo Uruguay para transitar por ese paÃs y de allà también extractamos la firma de autoridades del Gobierno charrúa.
HabÃa pasado el año 39 y Antonio López seguÃa caminando. Sus pies iban registrando cada kilómetro por caminos donde, en más de una oportunidad, âlos tuvo que hacer con su andarâ. De tanto en tanto, llegaban noticias, que sus hermanos iban leyendo junto a doña Manuela, que esperaba pacientemente por su hijo, âel andarÃn piquenseâ.
También pasó el 40, nada detenÃa a Antonio. Los amigos que iba ganando no le dejaban faltar nada y todo lo que pasaba en el mundo, él lo iba sabiendo por cada reunión en los Clubâs de todos los pueblos donde seguÃa llevando el saludo cordial de âLos Coloraditos de Petitâ. Fangio entonces ganaba el Gran Premio y âTonioâ incorporaba en su silbo âAmor en Budapestâ, mientras caminaba buscando el rumbo hacia su pueblo.
En el año 41, la guerra se extendió. En la Argentina un dato nos pone en primera plana mundial; Dos mil quinientas bodegas para mantener el consumo de 55 litros por habitante. Pero ocurre otra cosa, unos 600 estudiantes en Salta, defendieron la paternidad del guitarrista ARTIDORIO CRESCERI, manifestándose en contra del fallo Judicial que otorgaba los derechos de autor de la zamba âLA LÃPEZ PEREYRAâ, a don Andrés Chazarreta, cantando asÃ:
Esta zamba le fue robada,
por don Andres Chazarreta,
al viejo don Artidorio
que duerme bajo esta tierra.
Para entonces, el andarÃn piquense iba terminando su viaje, su caminata.
El diario local âEl Norteâ, destacó el 23 de de agosto de 1941, que Antonio López habÃa visto y habÃa mandado un mensaje desde la pequeña localidad de Sansinena, en la provincia de Buenos Aires. Llevaba 46 meses recorriendo provincias y territorios argentinos, más los vecinos paÃses del Paraguay, Brasil y Uruguay. Trajo testimonio de todo ello y si no, bastaba mirar esos pies lastimados de kilómetros y kilómetros por todo tipo de terreno.
El 25 de agosto, dos dÃas después de ese encuentro con quien informara de su regreso, sorprendÃa a Manuela, su madre, preparando tal vez, la tallarinada del domingo en familia abrazándose entonces con ella, sus hermanos e incluso con los hermanos de su segundo matrimonio, que eran muy chicos cuando él partiera cuatro años atrás.
Después vinieron los recuerdos, los saludos de la gente y a continuación el armado de un gran álbum de fotos y testimonios que él quiso regalar al Club Independiente, para el que venÃan infinidad de saludos y felicitaciones, logrados por ese representante que lo único que persiguió fue andar y conocer gente. Conocer la vida de ellos y ver los grandes paisajes que solo sus ojos habrán registrado, y ahora, estarán en los ojitos de algún duende de alpargata y gorrita vasca, que en cualquier momento se mete en la mochila de vaya uno a saber quien, para repetir el esfuerzo y decirle a otros argentinos, que aquÃ, los duendes no duermen ni descansan, solo esperan que alguno los recoja para seguir con sus diabluras.
XXXXXXXXXXXXXXX
Esta historia es real, solamente falta aclarar que el padre de Antonio, era un chef de primera, que trabajaba en un barco de bandera francesa, que cubrÃa alguno de los puertos de la costa europea, con Buenos Aires o BahÃa Blanca. En uno de esos viajes a BahÃa Blanca precisamente, conoce a Manuela que venÃa a instalarse a casa de unos tÃos. Con el correr del tiempo, no demasiado, este hombre la va a buscar y se casan, instalándose al poco tiempo en General Pico. El hombre fue un masitero de calidad. Del matrimonio nacieron varios hijos, uno de ellos Antonio.
Este buen hombre falleció siendo aún muy joven y Manuela contrae matrimonio con el señor Cortés, de quien nacen otros dos hijos, una mujer y un hombre, éste último fue un conocido futbolista de Costa Brava, Amador Cortés, quien nos recordara que él mismo le habÃa ayudado a Antonio, a armar ese álbum que lamentablemente no fue conservado por el Club. Sin lugar a dudas eso ocurrió porque desde ese entonces y hasta que el Club se asentara definitivamente donde ahora se encuentra, pasó por al menos cuatro sedes y en esos movimientos se fueron perdiendo cosas, de un archivo con mucha historia desde su fundación.
héctor Pérez FarÃas
general pico â la pampa
Derechos Reservados con el libro âMis Personajesâ.
En el momento de editar agradecà la colaboración por la infructuosa búsqueda en los archivos del Club Independiente, por parte del amigo Armando Pipia, como asà también el aporte en el recuerdo del amigo Amador âChupitaâ Cortés y su hermano que estuvo tantos años al frente del Ministerio de Trabajo allà en calle 17 al 900, el amigo López recordado como âEl corchoâ López.
Quiero volver a reeditar esta historia porque muchos se quedaron preguntando ¿Quién fue ese tipo, que se caminó todo? Aquà está, ese es âel tipoâ.
![](./Fotografias/fotografia117C.jpg)
![](./Fotografias/fotografia117D.jpg)